jueves, 22 de octubre de 2009

Sin daun, Manolito


El martes se abrió un ciclo de cine español en Kiev con la proyección de Camarón o El cangrejo de la isla como parece ser que han traducido en los folletos (forniquetos según algunos). Prácticamente toda la comunidad hispana kievita (kieveña? camaradas de Kiev?) pudo disfrutar del espectáculo “flamenco” que ofreció como introducción una pareja ucraniana. Tiembla Sara Baras, que te quitan el puesto.


Y yo, a pesar de tener la gracia flamenca en la punta del pie debido al arte innato de mi padre vasco, me sentía allí la más gitana de todos. Debo decir que la mayor influencia musical de mi padre han sido los conciertos de Txalaparta hasta que ha descubierto el maravilloso mundo del mp3 y se ha convertido en fan de Explosions in the sky.


Cuando estás en un país del este y escuchas a Oscar Jaenada (ay!) hablando en andaluz y te ponen imágenes de la playa de Bolonia lo sientes todo más tuyo. Te vuelves hispano-posesiva. En resumen, que ahora soy flamenca. Ni que decir tiene que al final se me saltaron las lágrimas.


La gran proyección del miércoles fue Días de fútbol. Esa es la huella que dejamos en la sociedad ucraniana esta semana y a mí personalmente me parece perfecto. No sé si llegarían a enterarse de algo porque si “pisha” fue difícil de traducir en Camarón, “llevo dos días dándote una hostia” seguramente tampoco fue muy fácil.


Y ahora, como en la radio y en los programas de Antena 3 de las 5 y media, dedico este post a Anónimo (“Firmado:Anónimo”) y a pmpowerful (“Ingeniero te vas a hacer”) porque son fans de los auténticos, de los que se saben los diálogos de memoria y te hacen pasar vergüenza en el cine y sobre todo de los que integran prácticamente todo el guión de Días de fútbol en su lenguaje diario (sí, incluso “Tú eres actor, pues a mi no me actúes” puede formar parte de una conversación normal, qué le vamos a hacer). Mi frase favorita es "Sin daun, Manolito" y no puedo evitar decirla cuando veo cualquier bichillo con capacidad de sentarse (que no todos la tienen)


Y mañana, Bienvenido Mr. Marshall


Nota: Pido perdón por la calidad de la foto, pero después de intentarlo 5 veces decidí dejar de dar la impresión de friki que estaba dando a la gente que todavía no me conoce.

miércoles, 14 de octubre de 2009

De Ferreros Roché y otras historias



O el 12 de Octubre más glamouroso de mi vida.

Como es costumbre en este nuevo ambiente elevado que me rodea, el Embajador de España invitó a sus compañeros (como yo, becaria de informática) a una recepción el día de la Hispanidad.

Me puse mi vestido más amortizado, unos tacones 15 cm más bajos de lo que acostumbran las ucranianas y bajé mis doce pisos sin luz en busca del taxi al que habían llamado para mí (ya que sigo siendo incapaz de comunicarme) con el que habían apalabrado que me llevara a la recepción por 29 grivnas. A la altura del piso 8 me di cuenta de que había olvidado la invitación en el maldito piso 12. Sube corriendo 4 pisos, baja corriendo 12 para no hacer esperar al señor Embajador.

Al llegar abajo mi taxi no estaba en ninguna parte y había olvidado el número de matrícula en el maldito piso 12. Entré en el coche de una señora y le pregunté si era un taxi, porque en este país los taxis funcionan así. Parece ser que no era porque no le hizo mucha gracia. Me subí en el que estaba parado más cerca y que me pareció que podía ser el mío. Una vez dentro descubrí que efectivamente NO era el mío y que cuando llegara me podía hacer pagar todo el estipendio de un año (guiño a mis compañeros becarios) por no haber apalabrado un precio antes y porque sí, los taxis en este país funcionan así. Finalmente llegué asustada al edificio y sólo perdí 40 grivnas, que son menos de 4 euros, nada para una becaria como yo. Y las perdí tan feliz porque el taxista me dijo 40 en ruso y lo entendí perfectamente.

Una vez en la recepción tuve la oportunidad de conocer a diputados de la OTAN, diseñadoras de moda, a la segunda gerente de Zara en Ucrania, a mi vecina de Málaga que resulta que está en Kiev, etc. También conocí al Cónsul, que gracias a Dios es de Graná y solo me recordó 7 veces durante la noche nuestra brillante introducción:

Persona X: Becaria de Informática, conoces a Tal?
Becaria de Informática: ¡Hola! No sé, tu cara me suena… Te he visto en la Embajada o en el Consulado estos días. No lo recuerdo bien, nos han presentado a mucha gente.
Tal: No, no nos hemos conocido.
Becaria de Informática: Que sí hombre, que por algún lado te he visto. Bueno, y tú qué, ¿qué haces por aquí?
Tal: Soy el Cónsul.
Becaria de Informática: Ah, perdón.

Y bomba de humo.

Y entre una metedura de pata y otra pasó la fiesta, nos comimos el jamón, nos bebimos el vino y nos fuimos a un par de bares con Cónsules, vecinas, compañeros becarios, jefes… sin llegar a ver al Embajador que debió de irse con sus Ferrero Roché.

Y al día siguiente, primer día de curro...perdón, de beca, que me regañan.



Nuevo propósito de principio de beca: ser capaz de negociar un taxi.

lunes, 5 de octubre de 2009

Primeras impresiones


Nuevo propósito de principio de beca: ser capaz de encontrar la pestaña “Nueva entrada” en ucraniano (relegado lo demás a un segundo? tercer? n-ésimo? plano)

Llevo varios días sin Internet, así que procedo al resumen por puntos:

· Málaga – Madrid Barajas: el tiempo justo para leerme El País como las personas adultas (nada de Calvin & Hobbes)

· Madrid Barajas – Kiev Borispol: Encuentro en Barajas con mi socio y mis futuros dos compañeros. Nombres ficticios: Pedra e Iniga (guiño a mis compañeros reales, con nombres inteligentemente codificados). Durante el vuelo, el tiempo justo para hacer amigos rarunos, rellenar el papel de inmigración y dormir. Pocas camisas estampadas, muchas letras al revés.

· Kiev Borispol: el tiempo justo para hacer tres cuartos de hora de cola en el control de pasaportes. Me dieron un papelito para poder salir del país que debía cuidar con mi vida y yo sigo aquí viva, pero el papelito no aparece.

· En Borispol nos recogieron las niñas de la Oficina, más apañadas que todo. Si no, todavía estaríamos en el aeropuerto intentando negociar con un taxista el precio de la carrera a casa ( que a saber dónde estaba)

· Casa = edificio soviético con portero hostil + suelo de asfalto + ascensor al piso 12 con suelo de parqué + babushka muy amable con la que soy prácticamente incapaz de comunicarme, pero me encanta y me hace sentir a gusto + prohibición absoluta de llevar zapatos + habitación forrada con papel de ovejitas

· Cena con unas 15-20 personas de diversa nacionalidad. Todos muy simpáticos.

· Bar 1 de nombre ¿?. Aprendí a pedir 4 vodkas con naranja ( menos de 2.5 euros cada uno)

· Bar 2 de nombre 112. Aprendí que la mayoría de las Ucranianas no podrían desfilar en Cibeles por un problema con el índice de masa corporal, que no con los tacones de aguja.



Resumen para que la profesora de ruso no me regañe mañana cuando llegue sin los deberes: la ciudad me encanta, muy soviética. Los compañeros nos han facilitado todo muchísimo, muy buena gente (gracias, gracias, gracias!!). Mucho contraste entre algunas cosas muy baratas (viajes en metro por 20céntimos aproximadamente) y otras muy caras (alquiler en torno a los 500 euros con calidad regulera). Puertas asesinas en el metro. A los ucranianos les cuesta la vida sonreir. Fresquete. Número de teléfono ucraniano con llamadas gratis entre los que estamos aquí. No entiendo ni pajote. Semana libre en la Oficina para trámites y adaptación. Visita turística preciosa. Primeras 4 horas de ruso. Inauguración de exposición con trajes de gala al estilo ucraniano y la Ana Obregón de Kiev. Internet por fin. Todo genial.

sábado, 3 de octubre de 2009

Día -1

Esta panda de personajes que redescubrí hace poco y que ha hecho que este año sea increíble me ha puesto díficil lo de tener ganas de irme. Aún así, con tres maletas cada una más grande que yo misma (incluso la que llevo en la espalda), intentaré pasar la facturación en unas horitas. Después llegarán las letras al revés y las camisas estampadas, pero eso será el Día 0.
Mis propósitos de principio de beca: escribir más de 5 (cuantas?) entradas en este blog y perder los kilos patrocinados por el Tigre, el menú Práctico y el Museo del Jamón.

Hermanita, mil gracias por el montaje!

Últimos besillos desde Málaga